De paranormales y putas

Las seudociencias en las que a fuerza militamos TODOS aunque sea en una, que la cábala, la aromaterapia, la lectura de Registros Akáshicos, Viajes astrales, las  Constelaciones familiares, que haga lo del sapo, etcétera y por supuesto el acceso a la información paranormal en redes sociales han moldeado la sociedad actual hacia ser mas susceptibles a eventos sin explicación científica, o sería que antes no nos enterábamos, quien sabe. Ojo: debe uno ser lo mas objetivo posible porque los sentidos están expuestos al error y la interpretación puede ser ambigua, pero pues que las hay las hay.

Afortunadamente yo ando blindada en esos campos o tengo la sensibilidad de una puerta para darme cuenta que algo raro está pasando. Lo poco que he presenciado es debatible, pero lo que es indudable es que esta profesión está minada de casos paranormales.

Los eventos que hoy describo en tercera persona, me fueron relatados por mujeres en cuyo criterio confío.

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Cuando Luz tenía veintitantos años, ya debe tener mas de cincuenta, trabajaba en Italia en un burdel al que los hombres llegaban y mantenían relaciones con las chicas dentro del lugar o las sacaban por un rato largo, cosa que obviamente costaba muchísimo mas. A Luz la sacó un caballero guapo, bien vestido en un auto de deportivo, cosa que no es rara en Italia, lo único diferente era que tenía como abalorio en el pecho un crucifijo al revés, a ella le pareció raro pero se encaramó en el coche y empezaron a ahondar entre curvas y bosque, cosa que tampoco es inusual. En su casa-castillo, viviendas asiduas por el área, Luz la pasó de ensueño, el galán tenía libros, vino, plática, dinero y en la cama se la sabía de todas todas. Lo que mas le llamó la atención era su olor, un perfume del que él no quiso darle el nombre pero que según ella era el mejor olor que había percibido y la cantidad de animales disecados que tenía, osos, venados, aves, el argumentó que su familia practicaba la taxidermia y que algunos fueron disecados por sus ancestros, si me lo preguntan un tema bastante raro, a mi nunca me ha tocado un experto en momificación y ni que me toque.

El caso es que para el 2012, Luz vino a México a probar suerte, yo la recibí en mi depa. Una mañana cuando ella se duchaba me llegó un olor extraordinario a perfume de hombre, le pregunté de qué era el aroma, a lo que ella me dijo: -es ese man que me visita otra vez- -¿cuál man?- pues resulta que ese cliente de hacía 20 años, la visitaba en "bruma" su imagen se desdibujaba en alguna superficie, en este caso fue en el vidrio de la ducha, la miraba, ella se asustaba y se quedaba ese aroma en el ambiente, la visitaba sin ninguna regularidad específica, podría pasar dos años entre una visita y otra o par de semanas, sin importar en donde ella estuviera. ¿De que especie era ese ser?  Ni idea, pero humano no era.

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Por allá hace mucho cuando yo no necesitaba bótox, me llevó un cliente a su hotel, La Casa Dann Carlton en Bogotá, los dos íbamos medio entonados pero sobre todo él, para cuando logramos el colchón, él se fundió, y yo pues me arrimé al lado de esa mole de hombre a intentar dormir, ¿qué serían? ¿una de la mañana? sí, fácil. Por aquellos entonces a mi me agarraba el sueño donde pusiera la cabeza, pero resulta que unos niños empezaron a jugar a las escondidas en el pasillo, yo me puse a pensar: "culicagados sin supervisión" y pasado un rato decidí llamar a recepción, la habitación no estaba a mi nombre pero pues  si me estaban perturbando el sueño a mi, seguro a los vecinos también.

- Oigan vengan pues a callar a esos niños-

-Enseguida enviamos a alguien-

Y sí, escuché cuando el elevador se abrió, pero seguido de ese sonido tan característico los mocosos dejaron de jugar, total silencio.

Justo después de que el que enviaron a revisar ya no estaba los niños volvieron a jugar y contaban  el 1, 2, 3,..10.. salgo a buscar, justo en la puerta de la habitación en la que yo estaba, yo con la oreja pegada a la puerta casi que les escuchaba respirar, mientras que del cliente sabía de su vitalidad porque la barriga subía y bajaba como globo que se infla y se desinfla.  Pues yo muy en mi papel de huésped de hotel caro (el Casa Dann Carlton es caro) abrí de improvisto la puerta a regañar a los niños... como se imaginarán no habían niños.

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En un hotel que queda en la Delegación Miguel Hidalgo, del que prefiero reservar el nombre pero es muyyyyy usado y dentro de todo respetable, decían que una chica había muerto en una habitación, pero pues todo quedaba como en murmullo; resulta que Valentina atendía a su cliente para estos efectos llamémoslo Pedrito, con él la noche no incluía sexo, pero si escuchar música tradicional mexicana: Bronco y sus Temerarios, José Alfredo Jiménez, Jorge Infante, una paleta de las buenas si me lo preguntan, pero que en la voz de un desafinado como Pedrito no alcanzo a imaginar la tortura, (por eso detesto las karaokes) el caso es que el negocio era escucharlo cantar y beber hasta que él se dormía, y sí, eso pasó, Pedrito se durmió y como siempre Valentina agarró sus chucherías y sin hacer ruido le dejó dormido. La siguiente semana Pedrito relató que él somnoliento vio a una mujer en el lavabo envuelta con una sábana, pensó que era Valentina, volvió a entreabrir los ojos y ella estaba parada al lado de él envuelta en la sábana con cara aterradora mirándolo, no era Valentina. Adiós peda y patitas pá qué las tenía, su karaoke se trasladó desde esa noche a otro hotel.   

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Sé que esto que les relato es subido de tono, pero pasó. 

En Quito vivíamos Ani, Camila, Juliana y yo, Camila fue con un cliente nuevo por la zona de los Valles, ella confirmó que llegó bien y que se quedaría un par de horas que todo OK,  cuando Camila regresó tardamos en que pudiera articular palabra, la bañamos y decidimos no llevarla al médico porque respondía No a las preguntas de rigor: ¿te violaron? ¿te amenazaron? ¿te pegaron? no presentaba ningún signo físico de abuso, pero claramente estaba en shock. Después de un rato Camila relató lo siguiente: El cliente posterior a darle el dinero y pactar las horas muy amablemente le propuso platicar, (pues mejor, pierdes el tiempo y no coges) él le describió aspectos íntimos de la vida de ella que de ninguna manera podría saber, su nombre real y cosas de su familia en Colombia, tuvieron sexo y ella no recordaba haber usado protección, el cliente hizo transfiguración, no sé si esa fuese la palabra correcta, pero le dijo que todo no era lo que parecía, y moviendo la mano en la ventana se hizo de día y le mostró un accidente de transito que había ocurrido en esa calle donde la víctima había sido abandonada y prosiguió a cambiar su rostro por otro, ella le pidió que lo hiciera por el de Carlos Vives, y lo hizo. Sé que lo que escribo no tiene ni pies ni cabeza, pero fué lo que Camila dijo esa noche. Él la llevó en su coche a un área marginal mientras le decía sobre su vida y como vivirla, allí él comió de la comida callejera mohosa que calentaban los indigentes que parecían no notar su presencia. Lo que le dijo ese "ser" esa noche la cambió, Camila recogió su maleta y al día siguiente regresó a Colombia, nunca he sabido absolutamente nada de ella.

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A Valentina, la misma Valentina del relato del hotel por la Escandón, la invitaron a un bisne diferente pero muy bien pago, según palabras de la que la enviaba. Por esos días a ella le urgía el dinero porque su papá se encontraba en una situación de salud apremiante. Cuando llegó a la colonia Nápoles estaba el cliente y otra chica en lencería, con una biblia abierta, con una computadora encendida con porno sacrílego, y cocaína, Valentina saludó sin acercarse, él le ofreció un pase y ella lo rechazó, la chica que acompañaba al cliente le entendió, se le acercó y de manera discreta le explicó que la cosa era muy fácil, que solo debía repetir unas palabras en otro lenguaje y acompañarlo, no habría sexo y él por cada hora daba 10 mil pesos, ella no aceptó y propuso que lo acompañaba pero sin recitar las palabras, de las que no sabía ni sabrá el significado ni en que idioma estaban, él se levantó se le acercó y le propuso el deal: 150 mil pesos mexicanos por 4 horas. Valentina no aceptó y se fué sin nada.  A los pocos días se encontró a uno de sus clientes que no veía hacía mucho y le contó la situación de su papá, el cliente le regaló ahí sentado en una mesa sin expectativa de nada 60 mil pesos, justo lo que ella necesitaba.



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