Clientes de "te voy a dar, te voy a comprar, te voy a llevar"

Hace un lustro, (mentiras no tanto) tuve una maestra en la universidad que vivía en el multiverso donde todo va en cámara lenta, caminaba despacio, se tardaba un buen en acomodar su copiosa humanidad dentro de la silla de madera por demás incómoda porque obvio su clase nunca se impartía de pie, sus movimientos de cabeza eran cadenciosos, era como un ASMR vívido; pues que una noche (yo estudiaba de noche) dice la maestra: -es que yo soy hiperactiva, nunca me puedo quedar quieta- toda la clase quedó exactamente igual que yo: !WTF¡ solo la mirábamos y nos mirábamos sin tener puerca idea como seguir la conversación, ¿por qué esta mujer que se movía a 0,25 revoluciones por minuto se creía  veloz?  ella así se veía, era su autopercepción y pues quién para contradecirla.

Digo yo que deberíamos tener como en miniatura a los jueces de Xfactor que nos dijeran: -¿oye y esta ropa que yo creo que me queda de maravilla, sí me queda bien?- para que me contestaran: -Luisa hija, eres todo un adefesio con ese trapo- 

Con los clientes cantores pasa mucho, los que lo hacen por mamar gallo (broma en colombiano), no pasa nada, todos nos reímos, pero va uno a ver la cantidad de gente que cree que Luis Miguel es un novato al lado de ellos y sin poderles decir -aúllas como marrano capado- y claro como estamos inundados de malos cantantes, me niego a escuchar a los famosos desafinados, imagínense cuando le pagan a uno por  eso precisamente: incrementarles su autopercepción.

Desde el punto de vista de la prostitución los émulos de Luis Miguel no le hacen mal a nadie, uno los escucha y ya, pero sí hay clientes que se creen que son el super polvo o que tienen características emocionales o personales opuestas a la realidad. Alguien me enseñó recientemente que uno se cree especial, el mejor e irrepetible y que todos nos creemos igual, obvio yo peco de lo mismo, creyendo que mi servicio es especial y único, seguramente soy una mas de montón, pero es mi percepción. 

Cuando tengo la plática inicial con mis clientes y les dejo claro que únicamente les acompañaré si me siento cómoda, hay una señal inequívoca que todo se va a ir a la chingada: -No te preocupes por eso Luisa, a mi me buscan las mujeres que hacen esto porque yo las trato muy bien, las hago venir, les doy dinero, conmigo no tendrás ningún problema-  el que dice eso SIEMPRE resulta ser un neandertal brusco, remalparido que lo único que deseo es que se le caiga la lengua y las pelotas, lo juro.

Un estudio de la universidad de Harvard recomiendan solicitar retroalimentación: 

"Evalúe su autopercepción preguntando a sus jefes, colegas, amigos o familiares cómo calificarían su inteligencia emocional. Por ejemplo, pregúnteles cómo reacciona ante situaciones difíciles, qué tan adaptable o empático es, o qué tan bien gestiona los conflictos. Puede que no siempre sea lo que desea oír, pero a menudo será lo que necesita oír." Artículo completo aquí.

Pero pues acá pagas porque nosotras creemos una mentira y tu te la creas, en mi caso como les dejo bien claro y ustedes aceptan, si no me siento cómoda me levanto de la cama y nunca me levanto feliz sino claramente emputada y les devuelvo la mitad del dinero y no (una vez lo hice) les explico en qué están errando, porque es en TODO cabrón, en todo.


Otra forma de autopercepción de la que ustedes como clientes se quejan mucho y que sin esfuerzo pero con claridad yo abolí, el que las sexoservidoras les ofrezcan lo que no dan, porque no es que todas las veces sean mentirosas, es que ellas quieren verse como esa foto de hace 10 kilos, su percepción de sí mismas es que aún son así, con la edad por ejemplo veo mucho el que se nieguen a bajarle un poco al largo de la falda, o que según ellas (según yo) dan un gran servicio cuando lo que el cliente espera, busca o se creyó es algo muy distinto. Muchos creemos que sí tenemos palabra, que si cumplimos, pero no es así, es solo autopercepción.

Por el tipo de clientes a los que yo me dirijo y por la fidelización que es lo que persigo, me niego a creer que son mentirosos, solo que en ese momento en su autopercepción de hombres generosos lo dicen y ya... PERO SÍ NOS IMPORTA: Enrique sí quería llevarme a la iglesia de los franciscanos, Mike si quería llevarme a la boda de su amigo en el mediterráneo (podía y no tenía con quién mas ir), acá estoy esperando el comedor de madera fina que me va a dar Saúl y tantos otros que me querían ayudar o darme viajes o cosas materiales, pero se queda en bla bla bla.

Hay tantas formas en que lo ayudarían a uno de verdad, Y NO ES ARMANDO CENAS Y PEDAS, cenas y pedas son el ambiente donde yo puedo darte mi parte: cariño, sexo, ternura, pero con la madurez que debe uno tener a los casi 46 años de vida:  mándele a uno la comida para el perro que bien cara si es, mérquele a uno, compre el hp pase de Volaris que bien sabe que necesitamos todas las extranjeras, deposite lo de la renta, ¿lo entendió?

Todas las veces que ofrecen la luna y las estrellas, el tren de pensamiento de nosotras es: -si bueno mi amor, por ahora hoy dame para llegar a mis objetivos, mientras tu cuadras lo del viaje a la luna- y claro, no son todos, Juan Luis por ejemplo (siempre Juan Luis, que flojera) me dejaba un sobre que nunca ví cómo lograba meter en mi maleta, nuestros encuentros siempre involucraban maleta de viaje -para que logres tus sueños, preciosa- y dentro ponía dinero. Mi sueño de tener casa propia no me alcanzaba con los sobres de JL, pero ayudaba muchoooooo, ahora cuando le preguntan a uno: -¿por qué no dormiste bien?- ¿Cómo hace uno para repetir la misma historia que ellos ya saben?  - pues por qué necesito dinero- que desgaste.

Bien dice la filósofa Colombiana Isabel Mebarak Ripoll: "Dices que me quieres pero siento que me usas... ya no es justo que me endulces el oído para que al final no cumplas na´conmigo" ♫

P.D.

A todos los que sí han cumplido les agradezco y les amo, así ya ni de sus nombres me acuerde o algunos ni les haya visto la cara: Javier, entendiste lo que necesitaba, Eros, me llenaste de cositas que sí me sirvieron mucho cuando yo no tenía ni un pocillo, Eduardo, sin pedírtelo estuviste cuando mi perrito murió y pagaste todo sin conocerte, me quedo sin palabras. 

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No olvide que si usted regala algo, nunca debe ni recordarlo: -¿y si ves bien en el televisor que te regalé? -no, pero ahorita que se lo estrelle en la cabeza usted me dice si ve bien.

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