¿Han leído Leaving Las Vegas? es un relato grotesco pero real de la prostitución en algunos niveles, aunque soy una mujer afortunada y muy agradecida por nunca haber sido violentada físicamente como lo describe esa novela, me identifico con el sentimiento de Sera, pero estoy lejos de su grado de tolerancia.
Parte del "propedéutico" al que los someto en la primera cita es describirles como en primera temporada yo rogaba a Dios que les diera un ataque cardiaco y que el tiempo volara para irme de ahí, como soy chaparra, tengo todo en medidas cortas, cuando estaba en cuatro me dolía mucho y oraba, siempre oraba.
Pero también hay de mole, de manera muy esporádica talvez anual, encontraba algún cliente que me agradaba de verdad o por el que tuviera cariño, que si lo analizamos desde la psicología pues cualquier hueco es trinchera, pero como la gran mayoría eran los clientes que por bajito fastidiaban, todo era un teatro. Por ello ahora en segunda temporada únicamente venderé mi cuerpo si me siento bien, tengo miles de cosas que pedirle a Dios y no quiero gastar mis peticiones en que desintegre a un hijueputa que ni siquiera se de cuenta que me me está doliendo.
Por eso ahora descarto a tantos.
Incontables las veces que los interesados se ofenden solo por leer la descripción clara y delimitada de mi servicio: -pinche vieja mamona- - pa´ lo que cobras y no haces nada- -no mija así no es esto, con ese carácter no conseguirás nada- -me sentí regañado por mi mamá, nunca te contactes conmigo (como si yo lo fuera a hacer), pero si se tomaran el tiempo de leer mi oferta llegarían aquí:
Busco llegar emocionada a verme contigo, mi objetivo es quererte antes de verte, así que todo esto aunque parezca mamón, está encaminado a que no sea mecánico y los dos genuinamente nos encontremos a gusto.
Todas las compañeras que he conocido, han dejado o no aceptado a algún cliente, algo de: -wey ni por toda la lana del mundo me quedo un minuto mas- cosa que no es cierta si ofrecieran muuucho dinero, se quedarían, pero para que una mujer llegue a eso fue porque se hartó, porque ya le aguanto de todo, por el contrario, las veces que lloramos y deseamos la muerte del cliente (no exagero, la muerte) son demasiadas para recordarlas.
Esto es lo que realmente pensamos de los clientes ojetes:
Nosotras somos proveedoras de un servicio y organizamos nuestro tiempo para verles, todas las veces que nos has dejado esperando, o que empiezas con tu: discúlpame fue que... es que la reunión... fue que la llamada... nosotras te besamos en la mejilla, con un "fraternal" saludo que esconde un: a ver pendejo, tenía una cita con el doctor y la perdí porque se te dio la gana de no llegar, te odio, pero disimularé.
Las mujeres dentro sentimos distinto, en mi caso mi vientre se inflama y me empiezo a encorvar y es por la embestida animal de un hombre que entiende el sexo como película porno, un eterno "mete y saca" porque pues "te pagué una hora" lo único que nosotras TODAS queremos es que te mueras y con dolor. Y quiero dejar esto bien claro, cuando hay química con alguien la duración o rudeza hace parte del ambiente por eso encontrar un cliente con el que uno sienta algo de conexión es una presea.
Las practicas sexuales no explícitas, en otras palabras las mañas que algunos agarran cogiendo: ¿de dónde sacan agarrarle el clítoris como botón de play station puede ser placentero? uno siente como una tortura ¿en qué infierno vieron que babosearlo a uno por todo el cuerpo es algo mínimamente agradable? eso caballero no menos que repulsivo, no manejar el espacio corporal: me refiero a que uno se pega contra la cabecera o se le sale la cabeza del colchón, o halan el cabello, o está uno todo estripado, agarrándose la silicona, pensando a que hora se me explota con estos 100 kilos encima. Ojo: no estoy hablando de las filias, que deben ser consensuadas y que deben ser placenteras para las dos partes, si a usted le gusta agarrar a madrazos seguro encuentra a una que quiera lo mismo, pero no espere que una mujer de 1500 pesos esté dispuesta en verdad a practicar un tipo de sexo no convencional, piense que por la plata baila el mono.
La falta de higiene, a pesar de que el mexicano en una generalidad es muy limpio y que yo ya no los acepto si es que no está pulido como para fiesta de gala, pasé por aguantar cada cosa. Algunos prófugos del ácido fólico aplican la del gimnasio: pues me baño después de entrenar... permítame sacarlo del abismo de la ignorancia: si es usted el que ha citado a la chica para un polvo y posterior baño, ella solo deseo que se le caigan las bolas gangrenadas, porque que asco y que vomitivo es un mal olor genital, como evidentemente lo es un mal olor vaginal, o ¿a usted le parece muy agradable un olor a pescado de una dama? pues a nosotras tampoco.
Los clientes guarros, groseros, prepotentes, maleducados, y un largo etcétera, aguanté comentarios despectivos, humillantes, fuera de lugar, esos talvez eran los peores, porque los anteriores puede que fuesen torpes o sucios y a veces dan pesar, un patán solo dá ganas de que se muera. Para mi gran fortuna, ahora mis clientes, son mis amigos, son gente educada, con la que hablo de temas tan variados como gente hay, nos reímos, me enseñan cosas, les hago piojo, así que el que uno se permita recibir el dinero de un patán es decisión nuestra, difícil de tomar cuando el cliente tiene lo que nosotras necesitamos, dinero.
Por raro que parezca, cuando yo aceptaba clientes casi sin ninguna restricción el dinero no rendía, ahora que solo voy con quien yo quiera querer, el dinero aunque no fluye como agua, siempre hay, debe haber algo esotérico en esta profesión... cuando recibo su dinero acostumbro a decir: Gracias, ojalá Dios te dé mas, porque claro, si tu ganas gano yo y aunque no puedo decir que me gusta lo que hago, porque ni Victoria Ruffo llora lo que yo lloré por tener que regresar, que no termine una cita deseándoles la muerte sino por el contrario pensando que la hora se pasó super rápido porque me sentí bonito es una bendición.
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