Mal tan Hijueputa tragarse de un cliente.

"Después de tanto tiempo este mal se compara con un temblor de tierra.. cuando suene la alerta corra, corra hp que si se queda se muere"

Hace años le pregunté a un ortopedista muy muy en su área, con años de experiencia, trabajando en un hospital de mucho renombre en la Ciudad de México, egresado de una U muy prestigiosa, educado en... en todo lado, maestro de los atolondrados novatos que le admiraban por su sapiencia, investigador etc, etc, etc, que si alguna vez se había equivocado, yo me imaginé que cuando él fue el novato atolondrado sería el momento espacio-temporal para una equivocación... me responde: -sí, hace pocos meses de no ser porque uno de mis estudiantes se dio cuenta, yo hubiera cortado la pierna equivocada- Si esa eminencia metió la pata sabiendo lo que sabe y con la experiencia suficiente y sin las desventajas de la edad, no podría de ninguna manera decir que fue que por viejito se equivocó, el tenía como 40 y algunos, ¿qué esperamos los demás mortales?

Aún así, saca mucho de onda que un experimentado erudito en cualquier tema erre en lo que hace diario y en lo que es el mejor, al mejor panadero se le quema en pan, no no no. 

Me ufano de no mezclarme casi que en ningún aspecto de mi vida con alguien "malo", no soy de las que se enamora del pillín tatuado porque "le gustan los chicos malos" no no no, a mi me gusta de lo bueno lo mejor, pero lector, si es usted mujer déjeme decirle que no hay diferencia entre el malandrín y el CEO  de una compañía, los dos rompen el corazón parejo, solo que el malandrín puede que también le rompa el televisor a chazo.

Me queda claro que los seres humanos adolecemos de un cariño del que uno ni sabe que necesita, algo así como que si uno se toma un café en la cordillera oriental de Colombia que no se exporta ni se procesa, mas que el tostado al sol y el trillado a mano, del que uno no sabe ni grado de acidez ni especie de la que procede, ni nada, pero desde que lo prueba cualquier otro que uno compre en donde sea le sabe a agua picha, se crea un amor etéreo e inexplicable por un sabor que uno ya no puede dejar, así es el amor, un café que no encuentra uno en ningún lado.

Me pasó en la primera temporada, me enamoré de Juan Luis, pero yo era chiquita, inexperta, tonta, ilusa; fueron dos años donde viví en las estrellas, de viaje en viaje con un emisario de una entidad mundial, no nacional, mundial, que sabía de todas todas, que sus reuniones eran con presidentes de naciones, que sabía de enología, historia, economía, que era chistoso, buen amante, en fin, que era perfecto y que un día así como así me dejó, sin mas.. se acabó sin pelea, sin drama, sin excusa.. solo se acabó... esa vaina no me mató porque mala yerba no muere, pero me costaba trabajo recordarlo por años sin que se me aguaran los ojos. Se imaginará mi querido lector que tan alta dejó la vara el susodicho. Supongo que de ahí me salió que no hay chile que me embone, que si muy bajito, que si muy flaco, que si muy tonto, que si muy burro, que si muy güero, que si muy pálido, que tiene una muletilla al hablar, que no me gustan sus besos, que si muy aquello, que si muy lo otro. Y hay que ver la cantidad de buenos hombres que se me arriman y yo: -no soy lo que buscas, no te contactes mas conmigo- bateados.

En segunda temporada, como ya les he contado, solo me acuesto con los que me siento cómoda y salgo agradable de la cita, y claro a veces encuentro a los que llamo "mis amorcitos", e hice una amalgama de características soñadas, me convertí en el doctor Víctor Frankenstein, (¿leyó la novela? no tiene pérdida). De aquel me encanta lo que me hace en la cama y por eso lo amo, de aquel otro admiro lo que logra en su trabajo y por eso lo amo, menganito tiene tremenda madurez para su edad y por eso lo amo, zutanito me ha ayudado con dinero cuando lo he necesitado y por eso lo amo y así, voy a mis citas con mis amorcitos feliz de ver en cada uno de ellos una parte de lo que quiero en un hombre ideal para mi y lo que no me gusta pues ni lo pelo, algunos tienen novia, otros están medio feos, alguno no sabe como usar la herramienta, incluso dos de mis amorcitos no los conozco físicamente pero por lo que hacen por mi les amo y sí, todos ellos saben dónde están parados y qué papel juegan en mi vida y viceversa, como dice la comadre Angelita "acá no se ha herido a nadie" 

A ellos les permito mayor comunicación y me siento rico cuando nos platicamos de algún tema que nos agrada o un simple, te extraño, porque es cierto, ellos me extrañan y yo a ellos. Quiero sentirme querida, a veces.

Yo muy feliz tomando café a gusto, tan cómoda y tan organizada con mis clientes y mis amorcitos, hasta que pruebo el café gourmet,  llega uno que les dice: quítate que hay te voy. Uno que tiene de sobra lo que a todos les falta, ni siquiera es un reemplazo a Juan Luis, porque a Juan no le amaba por su físico, lo que me enamoraba entraba principalmente por la oreja, porque déjeme decirle mi querido lector, que aunque por supuesto aborrezco la gente estúpida y no habrá tonto que me enamore nunca (a Dios gracias) ahora que he crecido doy fé del asombroso poder que tiene la química física, de la inconmensurable potencia que tiene una verga que embona dentro de mí, de la maravilla que es tocar la piel del hombre que me gusta y me recorre, o la indescriptible fuerza de su olor en mi cerebro, aunado a que sea un hombre brillante, la fórmula del café excelso. Todo eso me refundió la cabeza, me movió el piso como un terremoto, porque a diferencia de aquella vez, ahora sé identificar red-flags, con dos, tres frases sé que por ahí no es el camino, ni lo será, yo soy una mujer a la que él paga y él un cliente con el poder del dinero, y eso no lo cambia nada. Volví a ser chiquita, inexperta, tonta, ilusa, solo que ya no soy chiquita soy una vieja zorra en el arte de amar, a la que le metieron severo gol.

¿Qué hace uno cuando ya sabe el resultado de la ecuación? salir corriendo. A lo mejor esas carencias afectivas que uno ya cree que sanó siguen ahí esperando que alguien toque un botón, para ponerle a uno la cabeza loca, para sentir inseguridades por todo, para hacerse películas, uyy no, no, no, que sensación tan fea. En mis dos relaciones más destacables ellos dimitieron, Juan me abandonó y mi esposo igual, antes de que me boten mejor boto yo, uno nunca sabe si un mal de esos alguna vez sí atine de gravedad y me mate.



Usted se conformaría con tomar cualquier café todos los días de su vida, si tener el que le gusta es un riesgo para su vida? Le leo.




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